CEDRUS-UNAM
junio 30, 2020
El viernes 26 de junio se informó que la Ciudad de México está en semáforo naranja, toda vez que la ocupación hospitalaria se encuentra en 55% y con tendencia a la baja. Es sabido que los fenómenos que involucran interacción social en muy pocas ocasiones corresponden con los límites político-administrativos. Esto se puede observar fundamentalmente en la estructura urbana y económica de las ciudades.
En esa misma lógica puede ubicarse
la dinámica de contagios de la enfermedad COVID-19, si se considera que la
Ciudad de México está inserta en una metrópolis que integra una parte
considerable de los municipios del Estado de México y el municipio de Tizayuca,
ello implica pensar en que es difícil que la ciudad pueda mantener esa
tendencia a la baja cuando hay presentes elementos de interacción entre las
unidades vecinas.
Fuente: Secretaría de Salud, México
La figura anterior muestra cómo
la Ciudad de México se encuentra rodeada de entidades que aún permanecen en
semáforo rojo, igualmente determinado por el porcentaje de ocupación
hospitalaria, aunque desde un punto de vista simplificado, pues sabemos que
dentro de las entidades hay mucha heterogeneidad, pero ¿Qué sucede si se observa
el fenómeno de la enfermedad desde el punto de vista de los casos confirmados?